PI


La vida de Pi es una continua búsqueda y encuentro con Dios.

Condicionado por el lugar y el tiempo donde crece, su primera relación con Dios es a través del hinduismo. En el hinduismo hay 33 millones de dioses. Para Pi de pequeño representaban superhéroes, en cuyas leyendas y tradiciones iba poco a poco introduciéndose.




La posición de sus padres ante el hinduismo era muy diferente, por una parte su padre era muy contrario a ello, ya que de pequeño tuvo una enfermedad, y tras mucho pedir ayuda a Dios, al final le salvo la medicina occidental; la madre de Pi había roto totalmente su relación con su familia al casarse, y la relación era el único modo de mantener un lazo de unión.






La primera vez que Pi conoció a Dios fue a los 12 años, visitando a unos parientes. Por una apuesta con su hermano entra en una iglesia, allí establece una conversación con el cura donde le salen muchos interrogantes, que poco a poco y con el paso de los días el cura le iría resolviendo. Al final la idea de Dios se hace más y más agradable para Pi, acaba dando las gracias a Visnú por presentarle a Dios.










La búsqueda de Dios para Pi continua, esta vez se le presenta con el nombre de Alá. Pi se ve atraído a una mezquita, allí conoce el rito del “salat”, el cual daba serenidad a Pi y le acercaba a Dios.


Pi practicaba las tres religiones, esto provocaba en sus familias numerosas disputas.






Durante esta búsqueda de Dios Pi llega a pensar que los animales tienen alma, y tras un encuentro con el tigre Richard Parker, su padre le demuestra todo lo contrario. A partir de entonces Pi pierde las ganas por todo, y los días se vuelven aburridos y sin sentido, hasta que conoció a Anadi de la que se enamoró. Pero la pobreza llega a su familia quien debe huir del país con unos pocos animales, su barco naufraga y se queda Pi solo en una barca salvavidas con un tigre de bengala, una cebra herida, una hiena y un orangután

Durante su naufragio Pi pasa por varias etapas en las que pasa por culpar a Dios, a pedirle misericordia, hasta agradecerle la vida que le ha dado y que le de fin. El viaje en si mismo muestra que Dios no le abandona en ningún momento, incluso cuando tiene seguro Pi que Dios le ha abandonado, este le coloca una isla durante su viaje para que Pi y Richard Parker descansen y recobren su camino. Al final cuando Pi llega a la costa mejicana siente a Dios realmente, y su compañero de viaje, Richard, gracias al cual ha sobrevivido, se marcha sin dar fin a su relación.








Para Pi todo su viaje, incluso su salvación es una prueba de la existencia de Dios, de tal modo que decide seguir su vida siguiendo su dirección. También decide regalar su historia al autor del libro “La vida de Pi” para que otras personas también conozcan a Dios.
En esta vida dedicada a Dios, Pi no sigue una religión en sí, sino que decide crear su credo propio, como aparece resumido en este dialogo entre el autor y el protagonista:






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